8.25.2010

SOBRE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES EN MÉXICO: LA CIUDADANÍA

LA CIUDADANÍA DE LAS MUJERES.

Guadalupe Almaguer.


LA SOLA PRESENCIA DE LAS MUJERES EN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y POLITICOS, NO GARANTIZA QUE HAYA IGUALDAD.


La ciudadanía de las mujeres está marcada por la más grande construcción filosófica que hemos elaborado las mujeres en este siglo. Los Derechos Humanos (DH) de las mujeres. La creación de los derechos de las humanas es la verdadera armazón de la ciudadanía de las mujeres aunque todavía no forman parte del la cultura política social, todavía no son conciencia colectiva suficiente. La ciudadanía, como forma de estar en la democracia, es la construcción de la humanidad de las mujeres.

Nosotras, las milenarias, estamos haciendo algo extraordinario, se trata de de un cambio civilizatorio. Estamos construyendo la humanidad de las mujeres. La hemos imaginado antes a través de muchas ideologías, algunas muy antiguas, a través de mitos, de creencias religiosas e ideológicas, a través de filosofías. Pero un día a lo largo de estos siglos muchas mujeres dejaron de creer que la igualdad existía, y por descreídas hacemos esta innovación que consiste en asumirnos como autoras protagónicas de la humanidad de las mujeres, de los derechos de las humanas.

También estamos empeñadas en la construcción de otra ciudadanía para los hombres, y esa es otra clave política de género, si decimos que nos proponemos cambiar las relaciones entre mujeres y hombres, también nos proponemos construir otras claves de ciudadanía para los hombres. La propuesta implica una reforma profunda, contundente, de la condición masculina también.

Un aspecto fundamental es eliminar su autoreferencial, su autodesignación, su autorepresentación universal de todos los seres humanos. Si algunas de nosotras ni siquiera hemos sido ciudadanas, otras hemos sido ciudadanas mutiladas, muchos hombres tampoco han sido ciudadanos, y muchos otros más lo han sido con un sobre poder de la ciudadanía. Este plus de poder es el poder de género patriarcal. Nuestra propuesta consiste en eliminar el plus, eso es imprescindible en una concepción de democracia y convivencia distinta entre mujeres y hombres.

Las mujeres ciudadanas han estado en desigualdad de género y millones de mujeres ni siquiera son ciudadanas; en el caso de los hombres millones de ellos tampoco son ciudadanos, cada vez los ciudadanos hombres son menos. Pero tanto los que son o los que no son ciudadanos tienen el referente político del plus poder. Eso quiere decir que para tener poder de género los hombres no han requerido de la ciudadanía, pero en cambio, han incrementado su poder con los derechos y los poderes adquiridos a través de la ciudadanía. El desarrapado, el más pobre tiene poderes masculinos patriarcales. No ha necesitado la ciudadanía para ingresar al piso de género que lo legitima como patriarca.
La propuesta feminista, entonces, implica humanizar a los hombres desde una perspectiva feminista. El punto de partida es una propuesta de orden social y político, de modo de vida para las mujeres y los hombres. Es una propuesta de civilización, para la sociedad, para las relaciones entre las sociedades, y también para la cultura, porque hoy como nunca la cultura deberá pasar por canales globales. La propuesta feminista, el paradigma feminista es incluyente, esa es su clave ética, la inclusión. Por eso nuestras consignas han sido: ampliemos los espacios, distribuyamos los recursos y una serie de otras estrategias políticas feministas.

La ciudadanía es un espacio en el que nos movemos, un espacio simbólico en el que actuamos para transformarlo y construir las bases mínimas de la democracia genérica. Para poder hacer todos estos cambios las mujeres actuamos en diversos espacios, pero especialmente en uno importante, simbólico y político, de acogida, que no es natural, que es histórico; el espacio de la sociedad civil.

El espacio de la sociedad civil ha adquirido una importancia ideológica enorme en los últimos tiempos; sobre todo en aquella sociedad que habían adquirido una enorme conciencia de ESTADO. Parte de la democracia contemporánea ha consistido en buscar una relación distinta entre el ESTADO y la sociedad civil. Le podemos poner muchos nombres a los procesos en los países y a la lucha política para cambiar los contenidos estatales planteados desde muy distintos sujetos, clases y grupos sociales. Entonces la sociedad civil y el ESTADO son dos espacios fundamentales en la participación social y política para pensar y articular los liderazgos de las mujeres.



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